Constantemente, vivimos escuchando y pregonando que “el futuro de la patria son los jóvenes”. Pero ¿Hasta qué punto propiciamos políticas para que la juventud se empodere del poder e inicie su emprendimiento desde la política?
Ante la presente coyuntura social y política que vive la República Dominicana, y de cara al 2020, en medio del proceso de transformación del Partido Revolucionario Moderno –única opción de cambio social en el país- es preciso y necesario que los jóvenes enrumben filas por el quehacer político como forma de unirse a la revolución social, pero moderna, de nuestra nación.
Es urgente que, en medio de pasadas y superadas frustraciones sociales, que hicieron mostrar nuestra juventud con apatía hacia los partidos políticos, el PRM, que en sus acciones debe reflejar su nombre, ha de convertirse en un instrumento político en que los jóvenes se involucren en la revolución social, desde lo moderno.
Es por ello que la juventud dominicana, extendida en nuestro territorio y en su diáspora, debe abocarse a comenzar a ser parte de los cambios, a asumir su rol generacional de ir aprendiendo de la experiencia de sus líderes, para luego constituirse en protagonista de la historia; desde ahora, sumarse, para después colocarse justo en el mismo trayecto del sol, como generadora de una nueva nación.
Y nuestra organización, debe ir combinando la experiencia y sabiduría de los grandes robles que, desde el Estado y el pueblo, han sabido dirigirnos, con la novedad, frescura y aportes de los jóvenes, que formados por las nuevas corrientes, tenemos mucho que dar a nuestra nación.
Antonio Gómez Peña.-
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