El PRD es una partido de masas, profundamente democrático que se retroalimenta permanentemente de su trajín interno y vida orgánica, lo que no, necesariamente es pacífica o se pueda decir que transita en un mar de rosas. Es un partido vivo y dinámico cuya fortaleza radica en los matices que sus militantes exponen, en una misma línea de acción y pensamiento, y que oportunistamente nuestros adversarios políticos intentan destacar supuestas “fisuras” en el histórico partido socialdemócrata de la República Dominicana.
El “PRD unido jamás será vencido” ha sido la expresión popular, nacida desde las entrañas de su organización celular, como seña de identidad inconfundible, que sintetiza el espíritu elevado de su militancia y no rehúye a la responsabilidad histórica de timonear los derroteros por donde ha de transitar los destinos del país. La presencia sempiterna de nuestro extinto líder y político sin parangón, Jose Francisco Peña Gomez, hoy nos alecciona y su discurso cobra más vigencia que nunca, cuando se refería a la unidad monolítica de nuestro gran partido.
De allí que, resulta de imperiosa necesidad tocar las puertas a la reflexión y anteponer los intereses nacionales y del Estado ante cualquier intento –interno o externo -de quitarle la oportunidad a miles de dominicanos que aspiran ver, al frente del Gobierno al PRD y como presidente al Ing. Hipólito Mejía.
Ahora, toca cerrar filas en todos sus niveles. Partiendo de la cabeza, el Ing. Hipólito Mejía, ha tendido los puentes necesarios, para restañar toda la enjundia de la anti campaña, que viene soportando por parte de la prensa oficialista y de aquellos acólitos mediáticos que sin miramientos pretende socavarla con unos estipendios bajo la mesa. Sumar es la voz, nadie sobra y aquí veremos la grandeza manifiesta de nuestro candidato, en los esfuerzos denodados por cohesionar la propuesta electoral y sobre todo que la próximas candidaturas al Congreso sea fruto de la decisión suprema de los delegados congresales y que responda a las aspiraciones justamente de aquellos matices a la que nos referíamos en el primer párrafo.
También toca, a nuestro eximio líder Miguel Vargas y a todos los que en su momento lo acompañaron en las justas internas para elegir al candidato presidencial. La fraternidad y disciplina de partido exigen más que nunca la unidad y que el clamor popular de los ciudadanos dominicanos por un cambio de rumbo a los destinos del país, no sucumba por resentimientos pasados o malos entendidos que ante la historia de hoy, no tiene lugar.
Es preciso, no dar cabida a las leyendas urbanas que tanto daño hacen a la candidatura presidencial del partido, como el supuesto transfuguismo que día a día, se escucha por los pasillos políticos, y que hacen circular con cierta profusión, los heraldos de Medina; por ejemplo, al referir que el Ing. Vargas estaría negociando con Leonel algún puesto preferencial en sus listas o que el convenio suscrito entre Leonel Fernández y Miguel Vargas Maldonado para poner fin al impasse de la Junta Central Electoral solo buscaba perjudicar al PRD.
En esta cruzada por el cambio, se siguen sumando los dominicanos de buena voluntad; esperemos que sea el caso del presidente del Partido Revolucionario Social Demócrata (PRSD) el compañero Hatuey Decamps, superando tiempos pasados, mantuvo una reunión fraterna y sincera con Hipólito Mejía, que si bien es cierto, conversar no es pactar, dejo las puertas abiertas a un futuro inmediato, estando más cerca que lejos. Y si me apuran, leyendo las entrelineas de su declaración al final de la reunión…“Hipólito es una de las personas que más perspectivas tiene de victoria», podríamos advertir que estamos cerca.
Estamos próximos a la recta final y ad portas de tener a todos los jugadores en el campo, por lo que no escatimemos esfuerzos por la unidad monolítica de la que presumimos y se vea plasmado en la praxis. Quiero terminar citando las palabras del flamante secretario general del PSOE, nuestro partido hermano de la IS, Alfredo Pérez Rubalcaba «Si estamos unidos y miramos adelante, podemos llegar tan lejos como queramos».