Son tan evidentes las trabas que encuentran muchos inmigrantes que acuden a inscribirse en la Oficina de Censo Electoral, que sus causas ya parecen sospechosas. Comenzando por el nivel de información, que ha sido prácticamente nulo a través de los medios de comunicación generalistas. Buena parte de los inmigrantes residentes en España aún no se ha enterado del derecho al voto, y mucho menos, de quiénes pueden ejercerlo. Pese a todo, desde Unió Democratica de Catalunya estamos haciendo una gran campaña de información personalizada, llamando a las personas, por correo electrónico y visitando diversos comercios donde hay flujo de inmigrantes. No son pocos los ciudadanos extranjeros que cumplen con los requisitos pero que no recibieron la carta de inscripción en su domicilio. Muchos de ellos se quedarán sin votar porque las comisarías están tardando semanas en emitir el certificado de antigüedad de residencia, requisito indispensable para inscribirse en el censo electoral. Además de esto, los interesados no sólo deben acudir a dos dependencias sino pagar una tasa de 6,8 euros. Pagar para votar. Y si a esto le sumamos el hecho de que el plazo de inscripción, ya de por sí corto, coincidía con las fiestas navideñas, advertimos de que los obstáculos son evidentes. Me pregunto si detrás de estas circunstancias no se esconde una intención por parte del Gobierno, la de evitar que los extranjeros, principales afectados con la crisis económica, voten en masa. O dicho de otro modo, con el refranero popular en la mano, el PSOE mató al tigre y le tuvo miedo al cuero.
Publicado en el semanario SI SE PUEDE, el sábado 15 de Enero del 2010.